Por estos días, el Parlamento de nuestra República debate acaloradamente por la sanción de una ley, que intenta zanjar las diferencias de derechos existentes entre las parejas heterosexuales y las homosexuales.
Más allá de lo que cada uno opine al respecto, sorprende ver la campaña iniciada por algunos sectores de la Iglesia Católica y algunas comunidades evangélicas y musulmanas, respecto a “que los chicos tienen derecho a tener mamá y papá”, por mi parte y disculpen mi ignorancia al respecto, desconocía que las parejas de heterosexuales no dispusieran ya de este derecho.
Por otro lado, es lamentable ver como los nombrados han utilizado a los niños de los colegios de estas comunidades, para salir a la calle con pancartas, arreándolos en micros y perdonando las faltas a clase , en una perfecta sincronización con prácticas utilizadas por algunos partidos políticos, que nunca dudamos en censurar.
Es lamentable ver el miedo a las diferencias que presentan estas comunidades religiosas, habida cuenta que dentro de estas, cabe todavía un arduo trabajo por terminar con la pederastia que se fomenta dentro de sus espacios y que todavía no se han preocupado ni siquiera en comenzar a debatir como van a erradicar, por el bien de estos mismos niños.
Es peligroso además, que las prácticas propuestas intenten limitar los derechos de la parte de la sociedad que no comulga con sus pensamientos.
El núcleo básico de nuestra sociedad, la familia, está cambiando aceleradamente.
Nos debemos un serio debate sobre como podemos reconstituirlo, sin excluir a nadie, sea cual fuere su credo, raza o elección sexual.
Hay demasiada niñez desprotegida para perder el tiempo en discusiones de borrachos.
El tiempo es cada vez más escaso, comencemos a trabajar en serio por el futuro de nuestro país.
Hornero del Sur
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