domingo, 23 de mayo de 2010

1810-2010 La Revolución inconclusa:

II.- La diversidad de los objetivos:


Las razones de la Revolución, se hallaron divididas desde siempre por los distintos intereses.
Por un lado los comerciantes españoles, privilegiados desde siempre por las prebendas del monopolio comercial, no estaban dispuestos a la competencia abierta con otras potencias y la supresión de estos beneficios impuesta por Cisneros con la excusa de hacerlo sólo por un corto tiempo, les daba motivo suficiente para oponerse al régimen virreinal.
Dicha postura estaba representada principalmente por el Jefe del Cuerpo de Patricios, Cornelio Saavedra, quien sustentaba la idea de un gobierno autónomo pero leal a la corona española.

En el otro bando y con la idea de formar una nueva nación soberana de las potencias, se hallaban principalmente: Mariano Moreno, abogado, impregnado de las ideas jacobinas de la Francia revolucionaria y creador de la primera imprenta difusora de la gesta patriótica; Manuel Belgrano, abogado, influenciado también por las nuevas ideas provenientes de Europa; Juan José Castelli, abogado, primo del anterior y dueño de una prédica elocuente y expresiva ; los acompañaba el más conciliador Juan José Paso, jurisconsulto, que lograra trascender en el gobierno hasta 1826.






En la primera etapa de la Junta, la postura de los patriotas fue contundente.
Así lo vivió Santiago de Liniers, quien junto al gobernador de Córdoba, Juan Gutierrez de la Concha y el obispo Rodrigo Antonio de Orellana intentar armar una resistencia leal al rey Fernando VII para enfrentar a la Junta.
La respuesta no se hizo esperar y un manifiesto de la junta fue lanzado en su búsqueda.
Castelli los encuentra cerca de la posta de Cabeza de Tigre, al Sur de Córdoba, y en el Monte de los Papagayos los fusila, con el sólo atenuante de respetar la figura eclesiástica del obispo, que es condenado a prisión.
El conflicto de objetivos parecía dirimirse a favor del bando patriota, pero los intereses comerciales trataban de equilibrarse.
La Junta envía a Moreno como embajador de la Junta ante la corona inglesa, con la intención de ser reconocidos como nueva Nación.
Misteriosamente nunca llega a destino y muere en alta mar de una enfermedad nunca comprobada y ayudado por dosis altamente venenosas de un poderoso calmante.
Belgrano es enviado al poderoso Paraguay, con un minúsculo ejército mal pertrechado para exigir lealtad a la Junta, volviendo con el lógico resultado de la más contundente derrota.
Más tarde, su primo Castelli, muere de un cáncer de lengua.
La Revolución, se queda sin sus principales mentores..

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