Días pasados concurrimos al Auditorio de San Isidro a ver el espectáculo Cazuela de Taricos.
Si bien estamos acostumbrados a las mañanas de radio con las excelentes imitaciones de Ariel Tarico, descubrimos a un artista muy completo, que no basa su éxito sólo en la prodigiosa garganta que posee, sino que ahonda en la actuación de una forma apasionada.
Basta ver la postura física y la impostación teatral de cada personaje, cómo la caracterización, a veces más lograda que otras,para darse cuenta que el humor
Si bien estamos acostumbrados a las mañanas de radio con las excelentes imitaciones de Ariel Tarico, descubrimos a un artista muy completo, que no basa su éxito sólo en la prodigiosa garganta que posee, sino que ahonda en la actuación de una forma apasionada.
Basta ver la postura física y la impostación teatral de cada personaje, cómo la caracterización, a veces más lograda que otras,para darse cuenta que el humor
(y no sólo el político), está encontrando un
intérprete a su medida que hace años buscaba.
Desde lo auditivo el logro del autor es inigualable,
Desde lo auditivo el logro del autor es inigualable,
desde la actuación los personajes de
Moyanito y Fidel encuentran el pico de un artista,
que desde el principio hasta el fin del espectáculo
muestra, que la pasión de sus jóvenes años,
aún nos depararán grandes momentos.
Para los que crecimos con el talento de Tato y
Para los que crecimos con el talento de Tato y
el Negro Olmedo, es un respiro saber que la magia
del buen humor no se ha perdido en el pasado
y que la risa vuelva a ocupar un lugar importante
en la vida de los argentinos, nos parece imprescindible para seguir construyendo
nuestra Patria.
Gracias Ariel, por acompañarnos en este camino.
Gracias Ariel, por acompañarnos en este camino.
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